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El informe OCDE-FAO se pregunta hasta qué punto los consumidores estarían dispuestos y son capaces de pagar más por productos cárnicos ambientalmente sostenibles.
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La huella total de carbono de la alimentación en España, desde la producción de insumos a la gestión de residuos, se ha multiplicado por 4 en términos totales y por 2,5 en términos per cápita entre 1960 y 2010.
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El sector ganadero-cárnico español apuesta por la Economía Circular.
En los próximos diez años, se prevé que el consumo de carne de vacuno se incrementará a 76 millones de toneladas a nivel mundial y representará 16 % del aumento total del consumo de esta proteína, según las Perspectivas Agrícolas OCDE-FAO 2020-2029. Este informe detalla que la producción mundial de carne de res crecerá durante los próximos diez años, particularmente en los principales países productores del continente americano, como Argentina, Brasil y Estados Unidos. Se prevé que los países en desarrollo representarán 81 % de la carne bovina adicional producida hacia 2029, en comparación con el periodo base. La mayor parte de este incremento ocurriría en Argentina, Brasil, China, Pakistán, África subsahariana y Turquía.
Por otra parte, este informe de la OCDE-FAO señala que el cambio climático, la obesidad, los adelantos tecnológicos y los cambiantes estilos de vida de los consumidores son también factores importantes que están influyendo en la actualidad en materia de políticas públicas y en el cambio hacia patrones de consumo ambientalmente sostenibles. La atención cada vez mayor que los consumidores prestan al tratamiento de los animales y a la forma en que se produce la carne (con una creciente preferencia por carne y productos cárnicos orgánicos) son factores relativamente nuevos que son difíciles de evaluar en este momento, señala el estudio que advierte que si un alto porcentaje de la población adopta estos hábitos de consumo, podría afectar a los mercados mundiales de la carne, aunque no queda claro hasta qué punto los consumidores estarían dispuestos y son capaces de pagar más por dichos productos, cuestiona el informe.
La huella total de carbono de la alimentación en España se ha multiplicado por 4
Lo que sí parece meridianamente claro es el consenso del perjuicio para el planeta del incremento de la producción y consumo de productos de origen animal y su reducción como estrategia contra el calentamiento global. La red Redmedia analiza el detallado informe “Emisiones de gases de efecto invernadero en el sistema agroalimentario y huella de carbono de la alimentación en España”, elaborado por la Real Academia de Ingeniería, y destaca que la huella total de carbono de la alimentación en España, desde la producción de insumos a la gestión de residuos, se ha multiplicado por 4 en términos totales y por 2,5 en términos per cápita entre 1960 y 2010, pasando de 1,5 a 3,6 toneladas CO2e per cápita al año.
Durante el periodo analizado, las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) de la producción vegetal se multiplicaron por 5, pasando de 7 a 34 millones de toneladas anuales de CO2e. Actualmente dominan las emisiones debidas a la tracción mecánica, la energía y el metano de los embalses del riego, la producción de fertilizantes y el óxido nitroso liberado en suelos agrícolas fertilizados. Por otro lado, la industrialización agraria también ha supuesto un aumento de la productividad, que ha llevado a una reducción de la huella de carbono por unidad de producto en la mayoría de los cultivos a partir de 1990.
Las emisiones de la producción ganadera se incrementaron en un orden de magnitud respecto a los niveles de principios del siglo XX, pasando de 8 a 75 millones de toneladas anuales de CO2e. Se transitó de un balance dominado por el metano entérico a otro en el que, además de estas emisiones, tienen gran peso el manejo de estiércol (sobre todo purines) y especialmente la producción de piensos, tanto locales como importados, estos últimos asociados a importantes emisiones por deforestación. La mayor parte de las emisiones derivadas de la producción de alimentos consumidos por la población española (considerando el turismo neto y descontando las exportaciones) están asociadas a alimentos de origen animal (81 % del total), que representan 1,6 toneladas de CO2e per cápita al año, frente a 0,4 toneladas asociadas a alimentos de origen vegetal, explica los científicos de la red Redmedia.
¿Cuánto le cuesta una hamburguesa al medio ambiente?
“Si las vacas formaran un país, sería el tercero en emisiones de gases de efecto invernadero. Además de aumentar los gases contaminantes que influyen en el cambio climático, la cría de vacas contribuye a la deforestación y al desplazamiento de comunidades rurales e indígenas. También cuando se hace a larga escala, puede llegar a afectar la salud humana”, afirma la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en una información publicada de noviembre de 2018 y añade que “el consumo de carne es una de las formas más destructivas en las que dejamos una huella en el planeta, asegura un estudio respaldado por ONU Medio Ambiente”.
También afirma la nota de la ONU que, debido a la descomposición de materia orgánica, la ganadería es una de las principales fuentes de emisión de metano, un gas de efecto invernadero relativamente potente que contribuye al calentamiento global. Pero su impacto medioambiental no se detiene ahí y llega hasta nuestros bosques y nuestra agua: las selvas de Sudamérica están siendo taladas para plantar soja y crear pastos para el ganado mientras que, de media, una hamburguesa de ternera de un cuarto de libra consume alrededor de 1.695 litros de agua, dependiendo de dónde se fabrica.
Pese a esos efectos, la demanda de carne está aumentando. El Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) proyecta que crezca en un 76 % hasta 2050. “Se consumirá más carne que nunca en la historia, y pagaremos un precio ambiental y humano, a menos que se haga un cambio”, asegura ONU Medio Ambiente. “Necesitamos ser realistas. Cortar la carne de la dieta por completo no es una opción para muchas personas «, asegura James Lomax, oficial de gestión de programas de sistemas alimentarios sostenibles de la agencia. Por su parte, ONU Medio Ambiente recalca que se trata de lograr un consumo más responsable. Por ejemplo, comer un filete o una hamburguesa de una granja ecológica de vez en cuando, en lugar de comer tres veces a la semana la versión producida en granjas intensivas.
El sector ganadero-cárnico español apuesta por la Economía Circular
El pasado 5 de junio el sector ganadero-cárnico español se unió a la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente y destaca su compromiso con la sostenibilidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por Naciones Unidas. En este sentido, la plataforma de información Carne y Salud, que aglutina a expertos de las principales organizaciones interprofesionales agroalimentarias de España (Asici, Avianza, Interovic, Intercun, Interporc y Provacuno) afirma que “el sector cárnico es perfectamente consciente de los retos medioambientales que afronta nuestra sociedad y por ello, trabaja cada día para conseguir un modelo de producción de una ganadería y una industria cada vez más sostenibles y en constante evolución hacia la neutralidad de su huella ambiental”.
Ejemplos de este compromiso -argumenta- son las acciones sectoriales para reducir un 15 % la huella de carbono en el sector vacuno, la reducción de un 47% de las emisiones de amoniaco y un 54% las de metano en el sector porcino, el ahorro de hasta un 30% en el uso de agua por cada kilo de carne producido o el fomento de las producciones sostenibles de carne de conejo, cordero y ave, así como la investigación en alimentos para el ganado más eficientes y con menor huella medioambiental. Por ello, se están desarrollando sistemas de producción y nuevas técnicas para aminorar el impacto ambiental y reducir progresivamente las emisiones de GEI. De hecho, según los últimos datos oficiales del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero -del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico– la producción ganadera de carne representa únicamente el 7,8 % del total de emisiones de GEI de nuestro país.
“La ganadería es un ejemplo de economía circular, con actividades como el aprovechamiento de coproductos para la alimentación del ganado, de subproductos de producciones vegetales destinadas a uso humano, o la gestión eficiente de estiércoles y purines como subproductos con una importante utilidad agronómica como fertilizantes orgánicos de cultivos”, se afirma en el artículo de Carne y Salud.