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Prólogo por Fernando Ónega

Cuando se abren debates intelectuales, científicos, incluso políticos, incluso simplemente literarios sobre el destino de la humanidad, el diagnóstico unánime no existe; se agota en una única proposición: a las generaciones actuales corresponde el protagonismo y la gestión de unos cambios que pocas generaciones anteriores han vivido. Y ahí acaba la unanimidad. A partir de ahí, todo es un mar de dudas, interrogantes, prevenciones e incertidumbres de futuro. La bibliografía de este tiempo refleja ese clima con una lluvia de ensayos en los que abundan el pesimismo y el desconcierto y casi nunca falta el ingrediente habitual del miedo a lo desconocido.

Según esta admirable obra de pensamiento que usted tiene en su mano y que promueve la Real Academia Europea de Doctores a la que me honro en pertenecer, seis podrían ser los ámbitos que en el complejo año 2023 necesitan reflexión, análisis y respuestas; es decir, que necesitan luz y orientación para preparar a la sociedad –incluso a los Estados– ante los nuevos horizontes que tenemos abiertos ante nosotros, como esperanza o como amenaza, desde luego como desafío, y que constituyen los grandes capítulos de este libro: economía, política y riesgos; salud; sostenibilidad y cambio climático; humanismo y ciencias jurídicas; resiliencia urbana, y educación, ética y valores.

Bajo esos enunciados tan altamente genéricos circulan los argumentos que nutren la vida colectiva diaria: la tensión bélica forzada por la invasión rusa de Ucrania, el cambio del liderazgo mundial por la emergencia de nuevos imperios, las nuevas y crecientes riadas de migrantes cuyas oleadas parecen coger desprevenidas y enfrentadas a las naciones desarrolladas, la crisis poblacional (envejecimiento) de las sociedades desarrolladas, la proliferación de movimientos populistas que horadan los cimientos y las convicciones de las democracias clásicas, la aparición de fenómenos y tragedias naturales que sugieren la rebelión de la Tierra contra el maltrato y la destrucción a que la castiga la mano del hombre, sin una autoridad supranacional capaz de poner orden y de intentar salvar al planeta…

Solo con mencionar esos aspectos de tanta y tan alarmante actualidad habría materia para escribir libros inagotables. Este que se acaba de publicar y que tengo el compromiso y el honor de prologar es de un gran dinamismo y responde el principio multidisciplinar que caracteriza a la Real Academia Europea de Doctores. Pido permiso para un mínimo desarrollo de alguno de esos gigantescos retos que ocupan, inquietan y buscan aceleradamente la orientación de sabios como los que escriben estas páginas.

Pienso en la desigualdad, la polarización y la falta de acceso a derechos básicos que persisten como obstáculos en el camino hacia una sociedad más justa e equitativa. ¿Cómo podemos construir puentes a una convivencia armónica a través de la llamada «economía del bien común»?

Pienso en las recientes crisis y la triste herencia que dejaron: el miedo al decrecimiento y esa tendencia al deterioro del liderazgo empresarial y su desarrollo. ¿Cómo se restablece, aunque solo sea para generar un impacto social positivo?

Pienso en Europa, que se encamina a las elecciones de 2024 con el riesgo de alimentar definitivamente el monstruo de la extrema derecha, que está tocando centros de poder en países de la Unión y vive enfrentada a las tentaciones expansionistas de su agresor, que además amenaza con la bomba nuclear o la Tercera Guerra Mundial.

Pienso en el desarrollo urbanístico en un momento de fuerte demanda de vivienda y de alta presión de espacios y de servicios y de un grito de nuestras ciudades en demanda de proyectos inteligentes, de adaptación humana a los cambios y demandas sociales y de incorporación de todos los ciudadanos a todos los equipamientos de la sociedad de bienestar.

Pienso en las nuevas tecnologías, de espectacular y sorprendente avance cada día, y en aspectos que todavía me parecen misteriosos como la inteligencia artificial, cuya aplicación práctica, pero también sus peligros, ofrecen tantas incógnitas. Cuando se escriben estas líneas, los periódicos están llenos de interrogantes sobre el papel del ser humano ante las máquinas, sobre el predominio de la tecnología sobre los sentimientos, sobre nuestros datos personales convertidos en monedas de cambio en un mercado sin control.

Pienso en la salud, primer derecho de la persona. Celebro, como todos, los prodigiosos avances de la medicina en cada una de sus especialidades, que nos sorprenden cada día. Celebro, también como todos, vivir en un sistema público de salud que garantiza la atención universal, sin distinción de orígenes ni de clases. Pero me inquieta igualmente la tendencia a la medicina robotizada y, sobre todo, al recorte del gasto sanitario, cuyas consecuencias hemos visto en la reciente pandemia de covid-19. Y pienso, naturalmente, en la crisis climática, que no dudo en calificar como el desafío más trascendente de nuestra era, que amenaza la existencia del planeta, que pone en peligro la supervivencia de la humanidad y que lanza indicios temibles de un futuro muy negro para las nuevas generaciones: si hoy se baten diariamente records de temperatura, si se secan grandes lagos, ¿qué mundo vivirán los niños que nacen, pongamos que a partir del año 2020? Y algo también muy inquietante: ¿tienen capacidad de respuesta –espero que la tengan al menos de iniciativa– los gobiernos y las organizaciones supranacionales vigentes? Hasta ahora no la han demostrado, a pesar de la multitud de reuniones, asambleas y cumbres que han celebrado.

Cada uno de estos asuntos es una pieza del rompecabezas de la sociedad del primer tercio del siglo XXI. Necesito decir que en este Retos Vitales para una nueva era encontré –y creo que encontrará el lector más exigente– la pluralidad de criterios y la autoridad intelectual que requiere este mosaico.

Fernando Ónega

Fernando Ónega

La Real Academia Europea de Doctores ya publicó anteriormente dos libros que buscan luz sobre esos grandes aspectos de las varias revoluciones que están en marcha. Lo hizo y lo sigue haciendo con la voluntad de abordar aspectos relativos al humanismo tecnológico y la resiliencia. Para este tercer y trascendente volumen hizo el esfuerzo de reunir a ganadores del premio Nobel de Química y Medicina, exjefes de Estado, académicos, profesionales, pensadores o empresarios, que en su conjunto ofrecen un pensamiento crítico, una suma de opiniones autorizadas y también soluciones a las urgencias de mundo presionado por la velocidad y la profundidad de los cambios y la complejidad y la dimensión territorial de sus escenarios, más universal que en ningún otro momento de la historia.

Creo que no se puede pedir mucho más a una obra de análisis de un tiempo y sus circunstancias. De pedir algo más serían cinco cualidades que garantiza la Real Academia Europea de Doctores: 1) La preparación y solvencia de cada autor. 2) El rigor en cada una de las investigaciones y conclusiones. 3) Un lenguaje abierto y no excluyente. 4) Independencia de los autores frente a los intereses que se mueven detrás de cada problema. Y 5) Un posicionamiento intelectual a medio camino entre el conocimiento y la acción. Como suele decir el Dr. José Ramón Calvo, presidente del Instituto de Cooperación Internacional de esta Academia, «con conocimiento podemos actuar; con acción, podemos moldear el futuro». Creo que ese es el gran reto de la humanidad. Y creo que este libro es un esfuerzo académico para afrontarlo con ilusión y con rigor. Por eso no dudé en titularlo «una brújula para la humanidad». Intenta ser una adecuada definición.

Prefacio por Alfredo Rocafort

El mundo cambia de manera rápida y extraordinaria, especialmente en los últimos años marcados por dos hechos: uno pasado, la pandemia, y otro que mira hacia el futuro, como es la irrupción de la inteligencia artificial. Avanzamos hacia este futuro que se presenta con incertidumbres pero prometedor, y para el que deberemos estar preparados. Y en ello se centra, un año más, Retos Vitales 2023.

El libro forma parte del proyecto homónimo, impulsado por la Real Academia Europea de Doctores y su Fundación, para promover acciones e iniciativas de impacto frente a los grandes desafíos de nuestro tiempo.

Con una mirada siempre atenta a la actualidad, la RAED mantiene su objetivo de inspirar a la sociedad a través de la transmisión del conocimiento que, desde la reflexión, aportan sus académicos.

El primer Retos Vitales, titulado Claves para entender y mejorar el mundo, nacía en 2021 de la colaboración de cuarenta firmas, entre los que se contaban varios premios Nobel, exjefes de Estado, un astronauta de la NASA, expresidentes del Parlamento Europeo y personalidades destacadas de la cultura y la ciencia. Todos ellos aportaron su experiencia y conocimientos sobre los principales retos relacionados con la transformación de la economía, la bioética, la movilidad urbana en las ciudades del futuro, el papel de la Unión Europea, la creación de empleo y la disyuntiva económica; también se incluyeron reflexiones sobre cómo reinventar la educación o mejorar la convivencia y, como tema protagonista del 2020, se dio gran relevancia a lo que significó y cómo se vivió la pandemia por SARS-CoV-2.

En el segundo volumen, publicado en 2022, los contenidos se organizaron en torno a los dos ejes transversales que anunciaba su título, Sostenibilidad y economía, entrelazando conceptos, ideas, fuerza y expresiones que puedan llevar a nuevas formas de entender el mundo. La edición significó también un cambio cualitativo desde el punto de vista formal y facilitando el acceso a través de códigos QR a todos sus contenidos digitales. La casi treintena de autores, académicos de la RAED y otras voces expertas en sus ámbitos profesionales, pusieron su saber y experiencia al servicio de la senda que ha de mejorar el mundo: cinco capítulos para hacerlo más sostenible, más saludable, más solidario, más digital y más inclusivo.

La difusión que han merecido los dos volúmenes publicados en 2021 y 2022 nos permiten apuntar a un balance muy positivo. Además, téngase en cuenta que el alcance del proyecto Retos Vitales, como se ha comentado, no se circunscribe a sus publicaciones anuales. Del trabajo de estos años debemos destacar acciones relevantes; es el caso del impulso de un manifiesto para declarar el uso educativo de internet como un derecho universal, y del Manifiesto de las Galápagos (Ecuador) y la recogida de firmas de apoyo. Este documento, de gran valor para la protección y conservación del archipiélago con un ecosistema único afectado por el calentamiento global, surgió de la Expedición Científica organizada por RAED y su Fundación a bordo del barco Endeavour de National Geographic en el verano de 2022.

En la expedición viajaron cuatro premios Nobel, académicos de honor de la corporación, los profesores Richard J. Roberts, Aaron Ciechanover, Erwin Neher y Richard Schrock, cuyos trabajos y experiencias se recogen en las páginas de Retos Vitales 2023. Ellos nos enseñan cómo la curiosidad puede ser la semilla de una vocación científica de excelencia.

Retomando el primer párrafo de este prefacio sobre cómo estar preparados para ese futuro incierto pero ilusionante, es inevitable considerar los rápidos avances que la tecnología está aportando a la sociedad. La escritora yugoslava Dubravka Ugresic (1949-2023) resumió en apenas pocas palabras y mucha emoción lo que acontece: «El corazón del mundo es muy viejo, la velocidad es nueva y joven».

Con el título de Humanismo tecnológico y resiliencia: prevalecer en los límites del crecimiento, este nuevo volumen de Retos Vitales sigue la línea de trabajo del proyecto que, sosteniéndose en el propósito de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, busca aportar informaciones y argumentos para debatir y, sobre todo, ampliar el conocimiento sobre las transformaciones y riesgos que está sufriendo nuestro planeta.

Estructurado en seis capítulos que agrupan sendos bloques temáticos, el libro cuenta con la participación de más de veinticinco firmas de destacados especialistas, miembros de la RAED, prologados por el periodista Fernando Ónega.

En esta ocasión, los artículos se enfocan, por un lado, a tomar conciencia –como ciudadanos responsables y exigentes con los derechos, pero también con los deberes– sobre cómo podemos prevalecer en los límites del crecimiento, en alusión a la obra de culto que en la década de 1970 planteó la necesidad de no seguir creciendo si no queríamos agotar los recursos del planeta. Los capítulos I y III ahondan en esta cuestión.

Retos Vitales se compromete también con los esfuerzos que se están realizando en materia de salud para estar preparados ante posibles futuras epidemias. Y, por supuesto, no podía obviar el análisis sobre la situación provocada por la invasión rusa de Ucrania y los planes de paz propuestos.

Por otro lado, otros artículos enfatizan sobre cómo las tecnologías actuales y venideras van a determinar el futuro próximo en diversos campos, desde la salud a la educación, pasando por la creatividad artística o la evolución de las ciudades en una Nueva Agenda Urbana, y cómo lograr que esa irrupción tecnológica sea democratizadora, transparente y confiable, al tiempo que se respetan la privacidad y los derechos de desconexión digital.

Alfredo Rocafort

A las puertas de la revolución digital se hace imprescindible el debate sobre el humanismo tecnológico, cuestión que se aborda en el capítulo final del libro. Lo digital debe estar al servicio de la condición humana y por ello hay la necesidad de un nuevo contrato social. Ciertamente, la inteligencia artificial tiene la capacidad de mejorar la vida de la ciudadanía, pero su desarrollo no puede olvidar los derechos humanos.

Antes de terminar, unas líneas de agradecimiento con las que deseo agradecer encarecidamente a todos los autores su participación en esta obra. Asimismo, destacar el esfuerzo del equipo humano que ha contribuido a que esta edición sea una realidad: Eugenia Gómez, Antonio Moreno, Javier Rodríguez y Núria Gibert, así como agradecer las aportaciones durante el proceso de creación a Miquel Ventura, Araceli Navarro, la Dra. Cecilia Kindelán y el Dr. José Ramón Calvo, y a Gráficas Rey por su eficiente manera de trabajar. Por su parte, gracias a la Fundación Independiente, la Fundación Cajasol y McGraw-Hill por confiar en la RAED como institución divulgadora de pensamiento, de cultura y de investigación.

Para concluir, subrayemos que el nuevo contexto comporta una nueva ética y requiere responsabilidad social. La RAED, con el bagaje de una institución centenaria, contribuye con las cuestiones que propone Retos Vitales 2023 a hacer latir ese «corazón viejo» del mundo a la «velocidad nueva y joven». Pensemos en la resiliencia, ese concepto incluido también en el título de la edición, porque de nuestra capacidad para adaptarnos y aprender a reinventarnos dependerá prosperar, dentro de los límites del crecimiento, en este mundo emergente.

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